El masaje a bebés es una técnica
practicada tradicionalmente en muchas zonas del mundo, especialmente
en Asia, que en los últimos tiempos se está implantado más y más
en occidente, tanto como una solución terapéutica de ciertos
problemas del niño, así como una práctica habitual de los padres
con numerosos beneficios.
El masaje del bebé puede ser una
hermosa manera de llegar a conocer a tu bebé, afianzando y mejorando
la sensación de confianza como padre. Ofrece una forma de
comunicarse, jugar, dar cuidado y compartir el maravilloso viaje que
se emprende con cada nacimiento.
Nunca es demasiado pronto para
comenzar el masaje del bebé, siempre y cuando la salud de tu bebé lo
permita y se realice de una manera adecuada. En las primeras etapas
después del nacimiento, el cuidado debe ser lo primordial y siempre
se deben seguir los consejos de una voz experta que nos guie en los
pasos a seguir.
Especialmente cuando el bebé tiene
poco tiempo, su masaje puede ayudar a ambos en esas primeras semanas
de vida, contribuyendo a sentiros más a gusto en vuestra relación y
relajados. Esto es especialmente recomendable para aquellos
nacimientos que han sido especialmente estresantes: las primeras
experiencias de estos bebés ante el tacto sin duda habrán sido muy
poco agradables, por lo que el contacto delicado con sus padres se
hace muy importante. En cualquier caso, y como siempre con tu bebé,
debes consultar con tu pediatra si tienes algún tipo de duda.
En cualquier técnica de masaje abebés, además de realizar la propia rutina, lo más importante es
‘escuchar’ las necesidades y los signos que el bebé emite
constantemente. Por ejemplo, los signos que indican que su bebé
puede necesitar un cambio de posición o una pausa pueden incluir un
bostezo, un estornudo o incluso hipo. Dale a tu bebé su tiempo…
realiza todas las pausas que sean necesarias… aprende a comunicar
con él… y no dudes en detenerte y continuar en otro momento si ves
que el bebé no quiere compartir en ese momento la experiencia.
En definitiva, el masaje puede
ayudar a fomentar la relación con tu bebé con la ayuda de todos sus
sentidos, como el olfato, el oído… y definitivamente el tacto. Es
una manera inmejorable para que ambos os comuniquéis entre sí y
para construir ese vínculo especial que permanecerá durante toda
vuestras vidas.
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